domingo, 15 de marzo de 2009

Confesiones de marzo

Estimada1 ex2-proto-suegra del orto:

Dado que han pasado ya casi 3 años de no tener que verla más, y a pesar de que seguramente ya no me recuerda (salvo esporádicas veces en las que se referirá a mí como a "ese hijo de puta..."), considero apropiado sincerarme en algunos puntos, a saber:
  • Una invitación a comer siempre se agradece, pero nunca me gustó comer desabrido y seco (¿nunca se dio cuenta de que siempre le pedía el salero?). Será que la comida refleja la personalidad del que la cocina.
  • Me infló soberamante los cojones hasta el hartazgo diciéndome lo perfecto que era el país de sus antepasados. Si tan perfecto es... ¿por qué carajo no se fue a vivir allá?
  • ¿Tan importante se creyó siempre como para pensar que toda la gente a su alrededor la envidia por algo?
  • Pensé que la familia de su yerno (el "de verdad", el marido de la hija que se vanagloriaba de haberse casado virgen) era realmente la mierda que usted decía que era hasta que me di cuenta de que jamás fue capaz de aceptar una invitación de mi familia; una vez porque tenía clase de tango, otra vez porque tenía clase de teatro, etc etc etc.
  • A pesar de que me lo pidió varias veces, jamás pude tratarla de "vos". Imposible: para eso tendría que nacerme algo de cariño. Y fíjese qué interesante: a mi siguiente proto-suegra (un encanto de mujer), la traté de "vos" desde el primer día. Debe de ser por la envidia, claro.
  • Si se la pasaba diciendo "¡Este perro de mierda me tiene podrida!" ¿para qué carajo aceptó agregar un perro adicional a la ya abundante fauna?
Y hay más, pero por ahora me salieron estas...


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1 Es irónico, por supuesto.
2 A Dios gracias.